miércoles, 13 de mayo de 2009

De la investigación a la posesión: Los niños de paja de Bernardo Esquinca. Por Alan Abarca Saint Martin (miembro del PEC)


Texto presentado en ocasión de la visita de Bernardo Esquinca al Taller de Narrativa




De la investigación a la posesión:
Los niños de paja de Bernardo Esquinca

Alan Abarca Saint Martin

¿Es posible combinar la fantasía con la realidad? ¿Las costumbres junto con los ritos paganos? ¿La cotidianeidad con situaciones extrañas? ¿O será que lo anterior está reunido en la vida que llevamos pero no reparamos en ello? En el libro Los niños de paja de Bernardo Esquinca, vislumbramos un mundo donde todos estos elementos convergen creando distintas atmósferas siniestras y de suspenso, dentro del territorio mexicano que se siente como si se estuviera presente en el momento. El lector es parte del relato, pues reacciona y se conmueve casi como un personaje.
Las distintas descripciones, así como las historias mismas, nos llevan desde investigaciones con insectos por un crimen cometido y experimentos en manicomios, hasta visitas con pitonisas y persecuciones por niños “poseídos” por un dios azteca. ¡Qué decir de los finales no esperados!
El lenguaje que Bernardo Esquinca utiliza es asombroso, ya que le otorga dinamismo y logra acentuar su efecto de las situaciones inesperadas. No necesita un lenguaje rebuscado ni rimbombante para la creación de sus textos. Observamos una clara determinación y decisión en la manera en que elabora sus historias.
Mencione anteriormente el ambiente siniestro y extraño de los relatos del libro, tomando como ejemplo “El dios de la piscina” donde uno va descubriendo una nueva revolución, una lucha entre sexos para destruir al otro. Uno junto con el narrador, conoce las posturas de ambos bandos, sintiendo y, tal vez, visualizando un final, pero al momento de llegar éste no es como uno lo esperaba. Retoma las características propuestas por Poe, Quiroga y Cortazar: economía del lenguaje, congruencia temporal y espacial y final sorpresivo, el famoso “knock out” u “otra vuelta de tuerca”.
Extrañamente el cuento “La vida secreta de los insectos” narra la historia de un investigador que con ayuda de los insectos descifra y resuelve distintos asesinatos o misterios policíacos. No me refiero con el término extrañamente a que es un cuento anormal o sin fundamentos, más bien es algo que no común para el lector y sin embargo le produce interés. ¿Cómo es posible que a través de los insectos puedas determinar las horas que lleva muerto una persona? Suena algo ilógico, empero al leer esta historia, el narrador nos presenta la postura que, a lo mejor, muchas personas conocen, pero otras no y cómo a través de las distintas categorías de los mismos se puede resolver el caso.
Qué decir de la nouvelle “Los niños de paja” cuyo referente inmediato y claro es “Los niños del maíz” que, como se lee en la cuarta de forros: “rinde tributo al mejor Stephen King”. En esta historia nos enteramos de cierto fanatismo por el dios mexica Tezcatlipoca Negro que en palabras del narrador es: “El que no nos desampara ni de noche ni de día […] el hermano antagónico de Quetzalcóatl. Dios de todo lo relacionado con la noche, las epidemias y las guerras”. Asimismo, la veneración que los niños le profesan por cuyo motivo logran hacer un trato para ser niños eternamente y por otro lado: “reflejan un rechazo al mundo infantil, pero también al adulto… Son algo indefinido, una mezcla siniestra de la ingenuidad y la crueldad infantiles con las pulsaciones violentas de los adultos”
El dinamismo de las historias, así como los sentimientos y las emociones exacerbadas de las personas: culpa, ansiedad, esperanza, amor, entre otros, nos demuestran el riguroso trabajo que Bernardo Esquinca nos comparte. Sus historias consiguen producir distintas reacciones y no por eso mismo un cuento es mejor que otro. En síntesis, Los niños de paja es un libro para aquellas personas que les gusta la mezcla entre el mundo cotidiano (realidad) con la ficción, así como para aquellas que creen que su realidad es extraña. Después de leerlo se darán cuenta que su vida nl es tan compleja ni extravagante como el autor lo refleja.

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